5 de enero de 2010

EL DERECHO DE SOÑAR

El derecho de soñar, no figura en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que es un documento del año 1948.

Pero el derecho de soñar es el que le da de beber a todos los demás derechos que, si no fuera por el soñar, se morirían de sed. Así que vamos a delirar por un ratito.

Vamos a suponer que el mundo, que está patas para arriba, se pone sobre sus pies. Deliremos.

El aire estará limpio de los venenos de las máquinas y no tendrá más contaminación que la que emana de las humanas pasiones.

La gente dejará de ser comprada por el supermercado, manejada por el automóvil, programada por la computadora, mirada por el televisor.

El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha o el lavarropas.

Los economistas se dejarán de llamar nivel de vida al nivel de consumo y calidad de vida a la cantidad de cosas.

Los cocineros dejarán de creer que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.

Los historiadores dejarán de creer que a los países les encanta ser invadidos.

El mundo ya no estará en guerra contra los pobres sino contra la pobreza.

Y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra por siempre jamás.

Nadie morirá de hambre porque nadie morirá de indigestión.

La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla y la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.

La justicia y la libertad, hermanas siamesas, condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse bien pegaditas, espalda con espalda.

Eduardo Galeano

9 de octubre de 2009

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti

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